miércoles, septiembre 06, 2006

Caminar.com


Caminar debe ser uno de los mejores inventos que se han hecho. Sin duda es una de las actividades más importantes y a la vez interesantes en la vida. A mí me gusta eso de valerte de tus pasos para llegar a algún lugar. A veces prefiero caminar en vez de tomar el metro o la micro. Caminando se pasa mejor, tienes más tiempo para observar, pensar, disfrutar de un trayecto. Cuando estás solo claro, porque si estás con alguien en tu caminata todo cambia.

Ha sido bautizado como el “Rey de los ejercicios”. Seguramente porque es el más simple y el más practicado. No hay quien no haga deporte si pensamos que al caminar ayudamos al organismo. Pero la cosa no se trata de caminar sólo de la puerta de la casa al auto. Sino tener el hábito. Preferir trasladarse con los pies en el suelo y no en el acelerador. Con los pies en la vereda y no siguiendo el ritmo de la cumbia en la micro.

En Puerto Varas todo era más fácil. Caminabas un poco y estabas donde necesitabas, dabas otro paso y llegabas a otro lugar. Distancias muy cortas en contraste con Santiago, donde no sólo los recorridos para llegar a un sitio son interminables sino que el ruido es molesto. En el sur escuchas el viento, la lluvia sobre tu parca, el lago, los truenos o los árboles agitándose violentamente. Sin embargo, un invento casi tan bueno como la caminata ha hecho que la vida de peatón me sea más simple. ¡Un reproductor MP3456…! Con él las bocinas desaparecen, el sonido de las motocicletas se remonta al siglo XIX. Los silbidos de los sapos de micro quedan en el olvido. Todo se ameniza.

¿Por qué abusar de la capacidad de un animal si tenemos nuestras propias piernas?

Pero a veces caminar puede no ser grato. A veces es necesario prestar atención donde uno pisa. Por dónde uno avanza. Cuando vivía en Puerto Varas, estaba en el campo, en la casa de un amigo, sí el mismo que tenía las llamas. Y tal como Shrek y Burro (ya quedará claro quién era quién) iniciamos una búsqueda. De plantas de perejil era la nuestra. Caminábamos. Yo distraído no miraba por dónde iban mis pasos. Y sin darme cuenta me encontré sumergido hasta el cuello en un pozo de excremento de vaca. Hundido en la masa espesa no podía ni moverme, todo a causa de un mal caminar. Mi amigo que iba uno metros más adelante sólo oyó el sonido de mi caída al foso de desecho animal. Ya entendieron quién era Burro ¿no?

Pese a todo caminar siempre será un agrado. En cualquier lugar y superficie. Pisar las hojas o el pasto en un bosque, la tierra o piedras en una montaña, la arena en la playa, la nieve en la nieve. A pie pelado o con zapatillas. Bajo la lluvia o un intenso sol. Todo vale al momento de caminar. Todo se disfruta.

Siempre he querido estar toda una noche caminando. Dando vueltas por ahí, sin rumbo fijo. Pasear por la calle, conocer la ciudad a pie pero cuando todos duermen, festejan o lo que sea. Caminar de un lado a otro sin preocuparse. Solo o acompañado. En un par de oportunidades ya me he trasladado a pie desde el Estadio Nacional hasta mi departamento 43 de noche, pero eso sólo ha sido como una hora de viaje. Yo quiero caminar y caminar y caminar. Aunque no siempre se puede. Hay que tener tiempo y energía para poder moverse con los pies.

Puede que sea más lento. Quizás sea más agotador. Tal vez no te diviertes tanto. Y lo más probable es que no a todos les guste. Pero de que se avanza y de que es un buen invento no tengo dudas. ¿Caminemos?